A pesar de la fascinación que los llaniscos sentimos por el Turbina, siempre me ha parecido que está demasiado alto y casi siempre “en las nubes” para reparar en nosotros. Sin embargo, el Soberrón o el Picu Castiellu, no tan elevado e inaccesible, es un observador más cercano y sereno.
Maiche Perela Beaumont
Imagen, Valentín Orejas
Era una de mis excursiones favoritas en mis tiempos de pandilla veraniega, el subir al Soberròn. Saludos Perela.